Nos pasamos la vida viajando. Desde el día que nacemos, o incluso desde antes de nacer. Es, de hecho, nuestro viaje más importante, llegamos al mundo!! El destino en el que vamos a vivir el resto de nuestras vidas… Alguna vez lo has pensado?

A partir de ahí comienzan el resto de viajes, que yo dividiría en diferentes tipos:

• Los que deciden otros por ti: del hospital a casa, de casa al colegio, a casa de los abuelos, al cumpleaños de tus primos…
• Los viajes que haces dejándote llevar: por tus amigos en la adolescencia, por tus compañeros del instituto, por tus primeras parejas…
• Los que decides por ti misma.

Y no se trata sólo de la edad o de la madurez. En el caso de las mujeres se trata del momento que estamos viviendo y del despertar social que se está produciendo. Pasamos de que decidieran por nosotras a, poco a poco, formarnos y decidir quienes queremos ser para, finalmente, tomar nuestras propias decisiones, elegir nuestro destino.

Somos viajeras. En todos los sentidos que la palabra “viaje” puede abarcar. Dada nuestra “condición biológica” y los cambios que sufrimos desde que dejamos de ser niñas, no dejamos de descubrir nuevas formas de encontrarnos con nosotras mismas, de buscar nuevos caminos, de encontrar nuestro destino.

Sólo nosotras somos capaces de crear esa complicidad que se crea cuando nos juntamos. Porque sólo nosotras damos un valor muy especial a nuestras compañeras de viaje.

Somos conscientes del duro camino que recorrieron otras en lucha de los derechos que hoy nos son reconocidos. Y nos damos la mano fuerte para seguir haciéndolo por las que aún no han llegado al lugar en el que tenemos la suerte de estar nosotras. Porque sólo un grupo de mujeres unidas son capaces de viajar juntas y llegar a dónde se propongan.

Somos portadoras de vida y tenemos el privilegio de saber qué se siente al traer nuevos “viajeros y viajeras” a este destino que es el mundo.

Y, aunque aún queda mucho por hacer, las mujeres seguiremos viajando, solas o acompañadas, buscando caminos y encontrando nuestro destino, dejando que suban a nuestro tren otras mujeres viajeras con la maleta llena de experiencias, de perspectivas y de otras formas de ver la vida.