Bali. Para todos los sentidos.

Si hubiera un sitio en el mundo por el que dejaríamos Womderland, sin duda, ese sería Bali. Estamos enamoradas de esta isla indonesia por su belleza, su gente, sus tradiciones y la magia que se respira cuando paseas por su calles, cuando te paras a contemplar sus arrozales o una puesta de sol desde sus playas.

 

Nosotras no sólo estamos enamoradas del lugar, sino que lo que nos robó el corazón fueron las personas que allí conocimos. Su manera de vivir y de entender la vida es tan diferente a lo que estamos acostumbrados en este lado del mundo, que nos hicieron darnos cuenta de que hay muchas opciones de vida, de plantearnos los objetivos de nuestra existencia, de “para qué” estamos aquí.

Bali-tradiciones

Una vez más, nos reafirmamos en nuestra idea de que lo importante no son los lugares ni los rincones declarados como “Patrimonio de la Humanidad” que Bali también los tiene… sino que nos agarramos fuerte a lo que ya planteamos en nuestro manifiesto Womder: la humanidad es el patrimonio de cada rincón que visitamos.

 

Indonesia es el país con la mayor densidad de población musulmana. Bali es una excepción dentro de Indonesia, pues es la única isla donde se practica mayoritariamente el hinduismo, además del budismo y el animismo.

 

Sus costumbres religiosas están llenas de simbolismo y a nosotras nos parecen rituales casi mágicos. Os contamos algunos de ellas y su significado.

 

Cuando paseas por la isla te verás sorprendida por la cantidad de ramilletes o cestitas de flores rodeadas de varitas de incienso e incluso alimentos que hay a cada paso que das. Forman parte de las ofrendas que, diariamente, los balineses hacen a sus dioses, a sus antepasados, a los santos y a los demonios.

 

Los balineses celebran diferentes rituales ligados a cada etapa o momento importante de sus vidas, desde antes de nacer hasta el momento de la muerte.

 

En el octavo mes de embarazo, la futura mamá forma parte de una celebración que tiene lugar junto al río. Allí, se le colocan en la barriga unos peces recién sacados del agua que mostrarán al bebé el camino antes de nacer. Esta ceremonia es conocida como Gedong-gedongan.

 

Tras el nacimiento, los padres entierran la placenta del bebé en el jardín, rodeado de ofrendas. Asímismo, el cordón umbilical es ofrecido a Kumara, el Guardián de los Bebés para que lo proteja.

 

Otras celebraciones tienen lugar a medida que el bebé va creciendo. Todas ellas llenas de simbolismo y tradición: desde la primera vez que toca el suelo; su primer corte de pelo, representando la pureza; o cuando llega a la pubertad. Es en éste momento, donde algunas castas liman los colmillos al protagonista de la ceremonia, en representación de la eliminación de la cualquier sentimiento o reacción animal: el odio, la avaricia…

 

El matrimonio es una de las ceremonias más destacadas para los balineses. Todos los rincones están llenos de flores y de color. Se cantan mantras y se hacen ofrendas a los dioses. Algunas castas celebran un ritual que a nosotras nos parece precioso: los novios sujetando una cuerda, cada uno de un extremo, se pasan objetos simbólicos de un lado a otro, por encima y por debajo de la cuerda. La cuerda representa un límite en la vida y que pasarán momentos buenos y no tan buenos, pero que permanecerán juntos pase lo que pase.

 

Sin embargo, la ceremonia más importante para los balineses es la funeraria. Los familiares del difunto lo preparan para purificarlo y entierran sus restos en el templo de la casa familiar. Es el momento en el que se preparan para pasar a la reencarnación y convertirse en deidad.

Todo el mundo debería tener la oportunidad de empaparse de Bali al menos una vez en la vida. De mezclarse con su gente y vivir en primera persona una de sus bonitas ceremonias. De entender sus tradiciones, de admirar el respeto y la devoción que profesan a sus deidades y cómo practican los valores con los que han sido educados en cada uno de los aspectos de su vida.

 

Para nosotras, Bali es una cura para el alma. Un lugar en el que redescubrirnos, en el que darnos cuenta de la importancia de vivir en el “aquí” y en el “ahora”. La mezcla perfecta de naturaleza, cultura y experiencia personal.

 

Bali no es un destino para visitar. Bali es un destino para ver, tocar y oler. Para pensar. Para sentir. Para recordar.

Nosotras nos vamos a Bali en Julio y en Agosto. ¿ Te vienes ?