Hey Womders!

Volvemos a la carga repletas de energía después de unos días de vacaciones repartidas por el mundo. ¿ Recordáis la peli de “Tú a Boston y yo a California”? Pues eso hicimos Vero y yo. Ella ha pasado unos días descubriendo Tailandia y yo Miami. ¿Se nota que íbamos en busca del buen tiempo?

Siempre me habían dicho que Miami apenas tenía nada que ver, que las playas estaban muy masificadas y que era un destino bastante caro a la hora de desplazarte, comer, alojarte… Así que no llevaba más expectativas que las de disfrutar con mis amigas de unos días de vacaciones y con la actitud de “lo que surja!”

Viendo los precios de los hoteles en unas fechas como Semana Santa decidimos cogernos una habitación monísima que vimos en AirBnB. Espaciosa, con armarios, baño privado y hasta una terracita que daba a los canales en North Miami. Suficiente!

Como sabíamos que estábamos algo más alejadas del centro y que necesitaríamos un medio de transporte para desplazarnos y hacer nuestras excursiones, decidimos alquilar un coche, y aquí vino nuestro primer gran acierto, ya que, por darnos el capricho y hacer un poco más especial nuestra experiencia, decidimos alquilar un espectacular Ford Mustang descapotable. No sabéis lo que hemos disfrutado conduciéndolo!

Los primeros días, mientras nos recuperábamos del jetlag los dedicamos a Miami Beach y a algunos de sus barrios.

Miami Beach, una playa enorme y larguísima, de aguas turquesas y animación. Si lo que vas buscando es una playa paradisiaca caribeña, Miami Beach no es tu sitio. Sin embargo, si quieres divertirte, ver latinos bailando y disfrutando del sol en un ambiente divertido, no puedes perdértelo.

Durante nuestra estancia bajamos varios días a diferentes zonas de esta playa, es tan larga que cada día puedes ir probando y viendo nuevos sitios. Además, solíamos combinarla con un paseo por Lincoln Road, lleno de tiendas y restaurantes donde hacíamos nuestra parada para comer y tomar un café con hielo.

En nuestras visitas por los barrios de Miami destacaríamos las zonas de Brickell y Wynwood.

Brickell, la zona financiera que está cobrando mucha vida nocturna, lleno de restaurantes y lugares en los que tomar una copa. Nuestra experiencia cenando en la terraza “Dolores, but you can call me Lola” fue un rato súper agradable, con buena comida, buen ambiente y buenos precios, tratándose de Miami.

Wynwood es el barrio artístico que crece y crece en los últimos años. Muros repletos de arte urbano, bares y restaurantes al aire libre con comida ecológica y natural (¿Quién dijo que en Estados Unidos se come fatal?) y Wynwood Yard, un espacio de Food Trucks con diferentes tipos de comida, bebida y en el que cada noche puedes encontrar algo diferente: un concierto de jazz, una clase de yoga y meditación … Hemos vuelto enamoradas de este distrito de Miami.

Otros barrios como la conocida Calle Ocho nos decepcionaron, ya que apenas queda nada de lo que parece que fue en su día. Merece la pena, sin embargo, un paseo por Coconut Groove para ver las preciosas casas, los paseos llenos de árboles centenarios y terminar almorzando en alguna de sus terrazas.

Por último, merece un párrafo aparte la famosa calle Ocean Drive. Pasear por aquí ya constituye una experiencia en sí misma. Y es que es un desfile, casi carnavalesco, de personas con sus diferentes estilos de vestir, de peinarse, de vivir. Es en esta calle donde además podemos encontrar la casa en cuyas escaleras murió de un disparo Versace hace ya algunos años. Ahora esta casa es un museo por el que hay que pagar una entrada para poder visitarlo.

Nuestra visita a Miami hubiera estado incompleta si no hubiéramos visitado los famosos cayos de Florida, donde el propio recorrido que nos lleva hasta ellos ya forma parte de la experiencia.

Nuestro destino final era Key West o Cayo Hueso, el punto más cercano entre Florida y Cuba, apenas unos 180 Km. Pero durante el camino hicimos una parada para descansar y tomar algo en un Tiki Bar. Nuestra elección fue el Tiki Bar Lorelei en Isla Morada. Qué gran acierto!! Bajo las sombrillas y junto al muelle, escuchábamos en directo las canciones cantadas con la guitarra en directo, con nuestras bebidas y nuestro cuenco de fruta fresca. ¿Podemos retroceder en el tiempo y volver allí?

Finalmente llegamos a Key West donde nos alojamos en el NYAH hotel. Un hotel súper cuqui, con piscina en el que estuvimos súper a gusto. Por la noche, salimos a cenar y a dar un paseo por la calle principal.

Si bien las playas de Key West no merecen mucho la pena, disfrutamos mucho del paseo por las casitas coloniales, de los zumos naturales de sus bares ecológicos y de las bonitas vistas.

Y, antes de volvernos a España, no pudimos resistirnos a pasar una mañana en un outlet. No queríamos perder demasiado tiempo, así que nos mentalizamos y seleccionamos las tiendas que queríamos visitar para poder aprovechar el resto del día. Nuestra elección fue Sawgrass, a una media hora de Miami, con un parking enorme y un centro más grande aún, para perderse.

¿Mi experiencia en Miami? Pues mucho mejor de lo que me esperaba. He conocido la ciudad, he disfrutado del buen tiempo y de la compañía de mis amigas, que me han sumado días de vida. Unas vacaciones diferentes, en las que nos hemos centrado en disfrutar de cada momento, sin estar pendientes del reloj o de todas las cosas que teníamos que visitar. Hemos venido renovadas.

Ahora, sólo nos queda empezar a pensar en la siguiente escapada… con vosotras Womders!